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¿De dónde viene la salud?
La salud no siempre proviene de los genes ni únicamente de los buenos hábitos.
La verdadera salud nace muchas veces de la paz mental, de la calma en el corazón y de la armonía en el espíritu.
Así comienza nuestro video conmemorativo del Día Internacional de la Salud Mental, con un poema de autor desconocido que expresa con profundidad el valor del equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu. Ninguno de ellos debe ser subestimado ni descuidado.
Inspirados en esa premisa, hoy queremos dar un paso más: mirar hacia adentro, hacia nuestro cuerpo, y entender por qué es tan importante conocer, entender y cuidar nuestra microbiota.

 ¿Qué es la microbiota?

En los últimos años, el término microbiota se ha vuelto cada vez más común. Desde profesionales de la salud hasta health coaches lo mencionan con frecuencia, explicando su influencia en nuestra salud física, emocional y hasta en nuestra forma de ser.
Un poco de ciencia…

El intestino grueso es la parte más colonizada del tracto gastrointestinal, con hasta 10¹² bacterias por gramo de contenido intestinal en personas sanas. Estas bacterias, cuando están en equilibrio, ayudan a procesar los alimentos y producir sustancias esenciales para la salud del colon y del intestino delgado.

Su diversidad depende directamente de nuestra alimentación. Una dieta rica y variada en nutrientes fortalece la microbiota y nos protege de múltiples enfermedades intestinales (fuente: Quirónsalud).

¿Cómo cuidar nuestra microbiota?

El primer paso es reflexionar sobre lo que comemos.

Nuestra microbiota se nutre de lo mismo que nosotros. Por eso, incluir alimentos ricos en fibra (prebióticos) y en microorganismos saludables (probióticos) es esencial.

También podemos sumar especias naturales, que además de dar sabor, aportan antioxidantes, vitaminas y compuestos antiinflamatorios que benefician tanto al intestino como al sistema inmunológico.

¿Qué tiene que ver con nuestras emociones?

La conexión entre el intestino y las emociones es más profunda de lo que imaginamos.
El investigador James Greenblatt descubrió que en el tracto digestivo existen más neuronas que en cualquier otro lugar del cuerpo, aparte del cerebro. Sus estudios demostraron que la microbiota intestinal influye directamente en la química cerebral, en nuestras emociones y en el sistema inmunitario.
Como explica Miguel Ángel Almodóvar en su libro El segundo cerebro, “el estómago no está subordinado al cerebro, sino que el cerebro reacciona a los intestinos”.
Dicho de otra forma, somos seres cíclicos.
Nuestros sistemas son interdependientes, y un desequilibrio intestinal puede afectar el sistema nervioso, generando síntomas como ansiedad, irritabilidad o depresión. Del mismo modo, un alto nivel de estrés puede alterar la microbiota, creando un círculo difícil de romper.
Por eso, cuidar la alimentación es también una forma de cuidar la salud mental. No se trata de buscar la perfección, sino el equilibrio: atender el cuerpo, la mente y el espíritu como un todo integrado.

Reflexión final

El doctor Mario Alonso Puig, reconocido cirujano español, lo resume de manera inspiradora:
“El universo interno, el microcosmos que albergamos, no es menos apasionante que el cuerpo en el que habita. Conectar con ambos y cuidar de ellos es clave para gozar de una vida plena y en equilibrio.”
(Newsletter “El Vigilante Interno”, junio de 2024)
En Integra, creemos que hablar de salud mental también es hablar de autocuidado integral.
Hoy te invitamos a mirar hacia adentro, a escuchar a tu cuerpo y a darle lo que necesita para mantener ese delicado pero poderoso equilibrio entre mente, cuerpo y espíritu.
Porque la salud —la verdadera salud— nace del equilibrio interior. 🌿

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